
El campeonato de la Primera B Nacional que concluyó el último domingo fue el de peor rendimiento del Aurirrojo desde que ascendió a la categoría. Terminó vigésimo entre veintitrés equipos y estuvo comprometido con la permanencia hasta cuatro fechas antes del final.
Rubén Poletti
rpoletti@ellitoral.com.ar
Con el empate sin goles del domingo pasado en Puerto Madryn, ante Guillermo Brown, Boca Unidos concluyó la peor campaña desde que ascendió al campeonato de la Primera B Nacional.
La misma estuvo reflejada en los cuatro directores técnicos que pasaron por la conducción del equipo -a lo largo de los 44 partidos disputados-, la ubicación que ocupó en la tabla de posiciones y el compromiso de la permanencia en la categoría que aquejó hasta las últimas fechas.
El torneo se inició para Boca Unidos con el pie derecho, al vencer a All Boys en Floresta. Por primera vez había podido comenzar ganando de visitante, aunque para que esto volviera a suceder tuvo que pasar 18 fechas, es decir, alrededor de diez meses calendario.
La derrota con Ferro Carril Oeste la fecha siguiente en su debut en Corrientes marcó la floja localía que tuvo el equipo de la ribera en todo el certamen, con excepción del tramo final del año 2016, donde entusiasmó con cinco triunfos en fila en el estadio del barrio 17 de Agosto.
La permanencia de Omar Labruna en la conducción duró un suspiro. Como nunca, la dirigencia correntina cortó a un entrenador con apenas seis partidos dirigidos, tras una nueva caída como local ante Juventud Unida de Gualeguaychú.
Tras cuatro partidos de interinato con Roberto Marioni, el coordinador de fútbol del club, que concluyó con triunfo sobre Argentinos Juniors, llegó Federico Domínguez. El ex defensor arribó con una carpeta de escasos antecedentes. Se trató de una “apuesta” del club a un cuerpo técnico joven, intentando reeditar el exitoso ciclo de Paolo Montero la temporada pasada.
El año 2016 finalizó con varios triunfos en fila en Corrientes que entusiasmaron y posicionaron al equipo de buena manera con respecto al “corte” clasificatorio para la Copa Argentina, y de cara a la lucha por puestos de ascenso en la segunda parte del certamen.
El panorama era alentador. El equipo tenía por delante un partido de visitante, seguido de tres como local, aunque en el receso sufrió dos importantes bajas: se fueron Franco Cangele y Michael Hoyos.
El equipo comenzó el 2017 igualando en Adrogué ante Brown, pero lo que siguió fue devastador. Perdió los siguientes compromisos “en casa” para quedar afuera de la Copa Argentina y entrar en una racha negativa que acabó con el ciclo Domínguez en catorce juegos.
Luego de otro interinato de Roberto Marioni, con empate en Santiago del Estero ante Central Córdoba, arribó Christian Bassedas. El ex Vélez Sarsfield intentó estabilizar el equipo, y de hecho lo hizo con varios empates, para volver al triunfo como local ante Los Andes. Sin embargo, cuando intentaba el despegue, llegaron cuatro caídas consecutivas, con errores y distracciones defensivas importantes, al tiempo que se acentuó el déficit que tuvo en el arco de enfrente.
Los malos resultados preocuparon, debido a que comenzó a peligrar la permanencia del equipo en la categoría. Salió a flote con un sufrido triunfo de local ante Villa Dálmine y la victoria conseguida en Paraná (por primera vez en el campeonato ganó 2 partidos seguidos) que aseguró la categoría, para despedir el torneo con otra derrota en Corrientes y el comentado empate en Puerto Madryn.
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