
Tras la muerte de María de los Santos, la mujer quemada en una vivienda del barrio Doctor Montaña que ingresó el 23 de octubre pasado al Hospital Vidal, su hermana Mercedes denunció que sufría “agresiones de todo tipo” de parte de su pareja, desde hace 14 años.
“La golpeaba, la tenía amenazada. Ella decía que ya no aguantaba más el calvario. Desde hace 14 años sufría ésta situación. Había días en los que dormía en el piso obligada por este tipo”, contó la mujer en referencia a J.C. Galarza, la pareja de la mujer fallecida, hoy detenida.
En diálogo con la emisora radio Dos, dijo también que el presunto femicida contaba con “protección policial” de la comisaría ubicada en el barrio antes mencionado.
“Tenía mucho miedo, el último día de la madre nos dijo que no aguantaba más la situación que vivía, que tomaba dos cajones de cerveza y la golpeaba, que en el frío tenía que dormir en el piso. Ella llamaba a la Comisaría 20 pero no aparecían porque el tipo tenía amigos ahí”, lanzó.
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María, vale recordarlo, tenía quemaduras en el 50 por ciento de su cuerpo, con un serio compromiso de vías respiratorias. Por la gravedad de su estado fue derivada el sábado pasado desde el Vidal al Instituto del Quemado, en la provincia de Córdoba. Ayer, minutos después de las 19, falleció por las graves heridas que le provocaron las quemaduras.
Quien también habló fue el sobrino de María, José Maximiliano Aguirre, quien contó que su tía lo llamaba pidiéndole ayuda regularmente.
“Me llamaba 3 o 4 veces en la semana, si yo podía irme a la casa, porque él tomaba y la castigaba. Me pedía que vaya para socorrerla y después me decía que deje todo como está para que yo no tenga problemas”, relató. “Yo le decía ‘vamos a denunciar tía’. Ella llamaba y están todas archivadas las denuncias en la Comisaría 20 porque hay un pariente de él ahí.”
De los Santos tiene cuatro hijos, uno de ellos fue testigo de lo ocurrido y del robo de sus cosas tras lo sucedido por parte de una expareja de Galarza.
“Cuando estaba prendida fuego (Galarza) no quería que le apaguen. Y mi primo, el más chico, le dio un empujón y le tiró arena. Ahí logró apagar el fuego, llamó a EME, y la trasladaron al Vidal. Mi primo volvió a su casa a buscar ropa y ya estaban los hijos de otra pareja en la casa, sacándole las cosas de su casa, la tele, el sommier”, describió.
Y concluyó: “El tipo la venía amenazando, cuando ella llegaba a su casa, cansada de trabajar, le decía que le prepare mate, que por qué no le atendía, si ya andaba con otro. Se cansó de echarlo de la casa y él le decía ‘aguántame ya me voy a ir’. Los hijos la querían llevar al sur, pero ella no quería, tenía miedo de perder su casa, de salir”.
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